Este estilo de vida nos salvará, nos dará alegría y nos hará fecundos,
porque este camino de renegarse a sí mismo es para dar vida, es contra el
camino del egoísmo, de estar apegado a todos los bienes solo para mí... Este
camino es abierto a los otros, porque ese camino que ha hecho Jesús, de anulamiento,
ese camino ha sido para dar vida. El estilo cristiano es precisamente este
estilo de humildad, de dulzura, de mansedumbre. Quien quiere salvar la propia
vida, la perderá. Y esto hay que vivirlo con alegría porque la alegría nos la
da Él mismo. Seguir a Jesús es alegría, pero seguir a Jesús con el estilo de
Jesús, no con el estilo del mundo. Seguir el estilo cristiano significa
recorrer el camino del Señor, cada uno como puede, para dar vida a los otros,
no para darse vida a sí mismo. Es el espíritu de la generosidad. Además,
nuestro egoísmo nos empuja a querer aparecer importantes delante de los otros.
Sin embargo, el libro de Imitación de Cristo nos da un consejo bellísimo: «Ama
no ser conocido y ser juzgado como nada». Es la humildad cristiana, lo que ha
hecho Jesús antes. Esta es nuestra alegría, y esta es nuestra fecundidad: ir
con Jesús. Otras alegrías no son fecundas; solamente piensan - como dice el
Señor - en ganar el mundo entero, pero al final pierde y estropea la vida.
(Cf Homilía de S.S. Francisco, 6 de marzo de 2014, en Santa Marta).
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