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CUANDO LLEGA EL TIEMPO

 
  Al momento de pensar en cómo descubrir la propia vocación, las respuestas son tan variadas como los conceptos de vocación que se tengan. Entonces hay quienes proponen tener en cuenta las habilidades que se poseen, otros los intereses que motivan, otros el estilo de vida al que uno se siente inclinado. Por cierto cada una de estas miradas tienen algo de cierto y algo de incompleto (...)

  Nosotros creemos que toda gran obra y no hay obra más grande que desarrollar la propia vida, comienza con un sueño. Los sueños son las raíces del futuro. Elevan nuestra perspectiva y nos mueven a alcanzar cimas más altas, yendo más allá de donde uno cree que es posible. Cualquier nuevo umbral que uno cruza en la vida tiene una cosa en común con todos los demás, comenzó con un sueño. George Bernard Shaw decía: "yo sueño con cosas que no existen y me pregunto, ¿por qué no?".

  Convertir nuestros sueños en realidad nos da un propósito en la vida, para lo cual necesitamos paciencia y trabajo constante. También implica perseverancia para ser capaces de sobreponerse a las barreras habituales de los críticos y los dubitativos, pero muchos han visto que al alcanzar sus esperanzas, la recepción de parte de quienes los rodean es como aquella declaración tan conocida de  Víctor Hugo: "Se puede resistir la invasión de un ejército, pero no se puede oponer resistencia a una idea a la que le ha llegado su tiempo."

  Y ciertamente, todo camino de realización comienza con un sueño. Es la chispa que enciende el motor del entusiasmo y de la acción. Los sueños son el combustible necesario para emprender cualquier proyecto, y la verdadera naturaleza humana es la de los grandes ideales y sueños que alcanzar.

  Perseguir un sueño implica tener una gran pasión y asumir riesgos, porque como dice el refrán: "nunca descubrirás nuevos océanos si no te atreves a perder de vista la orilla." Los sueños comienzan cuando uno cree que son posibles. Y se logran gracias al esfuerzo tenaz que se requiere para que se haga realidad.

  (...) Cuando la vocación nace de las convicciones y de los sueños del corazón, se convierte en una pasión que nos domina, que nos inunda y nos mantiene cautivos. Ese es el único modo verdaderamente humano de vivir.



 (...) Los sueños son la expresión de los anhelos de bien que Dios inscribió en nuestro corazón. Los sueños sacan afuera lo mejor de cada uno de nosotros para ponerlo al servicio de lo mejor de toda la humanidad. (...) Su función es inspirar. La inspiración es el estado en que se encuentra el alma sometida a la influencia de una fuerza sobrenatural, de modo que los sueños son la reserva que nutre la existencia. (...) Mantienen viva la fuente donde saciar la sed de infinito que todos tenemos.

(...) Tener una pasión es sufrir una viva inclinación, padecer un vehemente deseo. Sólo así experimentamos la vida como traducción de lo más hondo de nosotros mismos. Decía Anthony de Mello: "cuentas con unas energías fabulosas de reserva justo para cuando las necesites: sólo tienes que descubrir lo que está ocurriendo dentro de ti." Ese es el momento de hacerse cargo de los propios sueños, porque les ha llegado su tiempo.


Texto extraído del libro "El reclamo de los sueños, una mirada creyente sobre la vocación humana" por Ana María DíazEquipo TALITA KUM (Av. Jujuy 924, C.A. de Buenos Aires. Argentina. www.equipotalitakum.org.ar)

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