(...) La caridad, que es el fondo de la religión ("el deber primero es amar a Dios, el segundo, semejante al primero, es amar al prójimo como a uno mismo"), obliga a todo cristiano a amar al prójimo, es decir a todo ser humano, como a sí mismo, y por lo tanto a hacer de la salvación del prójimo, lo mismo que por la propia, el gran asunto de toda su vida. Todo cristiano debe ser pues apóstol: esto no es un consejo, es un mandato, el mandato de la caridad. Ser apóstol, ¿por qué medios? Por aquellos que Dios pone a su disposición: los sacerdotes tienen a sus superiores que se les dicen lo que deben hacer... Los laicos deben ser apóstoles hacia todos aquellos con quienes se relacionan: sus próximos y sus amigos en primer lugar, pero no sólo ellos, la caridad no tiene nada de estrechez, abraza a todos aquellos que abraza el CORAZÓN DE JESÚS. ¿Por qué medios? Por los mejores, dado a quienes ellos se dirigen: con todos aquellos con quienes están en contacto sin excepción, por la